jueves, 23 de diciembre de 2010

El profeta Joseph Smith Jr: algunas palabras acerca de su oficio de profeta según la Biblia, el libro de Mormón y Doctrina y Pactos.




He aquí, se escribirá entre vosotros una historia, y en ella se te llamará vidente, traductor y profeta, apóstol de Jesucristo y anciano de la Iglesia por la voluntad de Dios el Padre y la gracia de tu Señor Jesucristo
(Revelación dada a Joseph Smith Jr el día 6 de abril de 1830)

He aquí, esto es según mi sabiduría; por lo tanto, no os maravilléis, porque se acerca la hora en que beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra, y con Moroní, a quien he enviado a vosotros para velar el Libro de Mormón, el cual contiene la plenitud del evangelio
(Revelación dada a Joseph Smith Jr el 4 de septiembre de 1830)


Hoy 23 de diciembre del año 2010 como comunidad religiosa perteneciente al movimiento de los Santos de los Últimos Días, conmemoramos  el natalicio del profeta Joseph Smith Jr restaurador del evangelio de nuestro señor Jesucristo. De partida, hemos mencionado la palabra profeta. ¿Qué significado tiene en la lengua hebrea esta palabra y porque la ocupamos para designar a uno de los oficios del hermano Smith?. Primero que nada, es en el Antiguo Testamento donde aparece esta palabra que en hebreo se escribe “nabi”, que indica a la persona que habla por medio de otro, en nuestro caso habla y transmite la palabra no de un hombre sino de de Dios las personas. En este punto, podríamos  ya aventurarnos a definir a estos hombres como los portavoces de Dios. Lo importante a destacar de esta función, es que el contenido expresado en las profecías no era producto de un razonamiento elevado o especulativo en la cual se utilizaban mecanismos racionales para hacer inteligibles el discurso. Más bien era dado por la divinidad de manera directa. Ejemplo de lo anterior lo encontramos en varios pasajes de la Biblia ya sea en el AT como en el N.T[1]. En esta breve mensaje hermanos y hermanas,  no se busca hacer una exégesis de los diversos textos donde aparecen el papel de los  profetas pero les recomendamos dos lecturas para que visualicen la función que cumplen. En Éxodo 7; 1 encontramos lo siguiente:

“Yave dijo a Moisés: “Mira que te he constituido como un dios para Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta”.

O en Hebreos 1.1

“en diversas ocasiones y bajo diferente formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de los profetas”.

Dios elige a determinados hombres para enseñar y, la mayoría de las veces amonestar a su pueblo de los graves peligros que corren ya sea en relación a la salvación individual como de la sociedad en la cual están insertos. Este es el  papel que deben cumplir en la economía de la salvación humana y,  Joseph Smith Jr durante el siglo XIX es encargado para cumplir tal llamamiento.
Una de las características de los profetas en la Biblia es que no obran milagros sino más bien, determinan y dilucidan los principios de la doctrina religiosa. En efecto eso lo vemos por ejemplo en Mateo 24,24:

En efecto, aparecerán falsos cristo y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigiosas, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios.

Joseph Smith lo que más hizo durante su derrotero en la predicación cristiana fue sentar las verdaderas doctrinas del evangelio. Ejemplo de lo anterior, es la obra de mayor realce en los últimos dos milenios para el cristianismo, cual es la traducción por obra del espíritu santo, del libro de mormón. Todas las revelaciones del profeta estaban destinadas a señalar los temas doctrinales básicos para la correcta interpretación del cristianismo restaurado, ejemplo es la revelación o profecía dada en la sección 42, 5ª:

“Además, los ancianos, sacerdotes y maestros de esta de esta Iglesia han de enseñar  los principios de mi evangelio que se hallan en la Biblia y el Libro de Mormón, el cual contiene la plenitud del evangelio”.[2]

            Otra característica que cumple con exactitud según lo escrito en la Biblia J. Smith es aquella en la cual se demuestra lo impopular que fueron sus prédicas. En efecto, llego a tal extremo el encono y enojo de la gente del Medio Oeste en Norteamérica que lo obligaron a exiliarse de Independence, la cuna del mormonismo, hacia otros estados donde hallar tranquilidad. No obstante lo anterior fue perseguido y finalmente, asesinado por  amonestar a la gente de su época. Todos los falsos profetas según el texto bíblico, enseñan y dicen lo que quieren oír a las personas. En nuestra época dirían que la homosexualidad es correcta; que el sistema bancario sustentado en la usura es lo óptimo; que un sistema económico basado en la competencia y no en la solidaridad está bien; que todas las iglesias y religiones tienen el camino de la salvación y así podríamos seguir hasta ad infinitum. Ejemplo de lo anterior lo encontramos en  Lucas 6,22:

“Felices a ustedes si los hombres los odian, los insultan y los consideran unos delicuentes a causa del hijo del Hombre. ……. Por lo demás, ésa es la manera como trataron también a los profetas en tiempos de sus padres.

El rol profético en el libro de Mormón

             El sentido profético tal como es descrito en el apartado anterior, está bastante definido en el texto nefita. Por ejemplo en Alma 17,3 nos entrega una fórmula para desarrollar y estimular este espíritu de profecía:

Mas  esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el espíritu de revelación, y cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios.

Analizando sí en esto texto se encuentra marcado el don profético de nuestro fundador de la Iglesia, Joseph Smith Jr, leemos en  Mormón 8:15-16 que efectivamente tuvo el don de comunicar lo que Dios quería para los hombres en esta nueva etapa para la Humanidad. La manera de hacerlo es a través del libro de Mormón. Acá se sostiene lo siguiente:

“Porque nadie puede tener el poder de sacarla a luz salvo que le sea dado por Dios; porque Dios dispone que se haga con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, o para el beneficio del antiguo y por tan largo tiempo dispersado pueblo del convenio del Señor.
Y bendito sea aquel que saque esto a la luz, según la palabra de Dios; sí, será sacado de la tierra, y brillará de entre las tinieblas y llegará al conocimiento del pueblo; y se realizará por el poder de Dios.
               
               

            Junto a esto gran espíritu de profecía contenido en el libro de Mormón, Joseph recibió de vez en cuando, revelaciones dadas por Dios desde 1828 en adelante que han  sido considerados como reglas y normas para regular el gobierno de la iglesia. Este discurso profético para los tiempos actuales está contenido en nuestro texto Doctrina y Pactos similar al Doctrina y Convenios de la iglesia con sede en Utah. Todo esto dependiendo, de si dichas revelaciones está en armonía con  lo enseñado en la Biblia y el libro de Mormón. Estas revelaciones se dieron con la finalidad de esclarecer pasajes de los libros anteriormente citados o responder a preguntas específicas en la cual Joseph Smith jr fue utilizado como vehículo de la sabiduría divina.
            Hermanos y hermanas, tenemos la suerte de ser parte de este llamamiento profético que nos ha entregado Dios mediante su siervo escogido y, es por eso que hoy lo recordamos con mucho aprecio y esmero. Gracias Señor por mostrarnos este evangelio y darnos la posibilidad de estar en la lucha constante de ser justos.
Saludos cordiales,
Anciano Hernández.



[1] En el Antiguo testamento nos encontramos con los textos de los profetas mayores y menores. En el Nuevo Testamento en hechos y las cartas paulinas como se van demostrando el espíritu profético de los primeros conversos.
[2] Revelaciones y mandamiento de Dios dado a la Iglesia Restaurada y recopilados en el Libro de Doctrina y Pactos, Community of Christ Copright Corporation en Independence. Missouri. USA.2004. Sección 42. Pág 79.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Breves palabras de sabiduría del libro de Mormón

Estimadas(os) hermanas(os),
                                                                                                 Ciertamente, Señor, estando tú presente,
Todo es alegre, y ausente, todo enojoso.
(Tomás de Kempis, Imitación de Cristo)


Habitualmente los críticos del libro de Mormón suelen apuntar sus ataques en sentido de cuestionar ya sea su validez histórica o describirlo como una invención y plagio literario de Joseph Smith Jr. No obstante lo anterior, son muy pocas las críticas susceptibles de ser realizadas en torno a lo doctrinal. Es más, sus ideas en torno a la doctrina de la trinidad; la finalidad de la actividad económica; la forma de administrar los sacramentos; las autoridades que deben regir los destinos de la Iglesia; las profecías e incluso, la forma de comportarnos en términos políticos superan ampliamente lo contenido de los pasajes más significativos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

            Un ejemplo de lo dicho anteriormente, está relacionado con el tema de la naturaleza divina que llevo durante los primeros siglos del cristianismo a tantas herejías y confrontaciones. En el libro de Mormón y sólo en él (no en la Biblia), se encuentra de manera taxativa la definición del dogma trinitario. Esto es posible de leer en Alma 11:44[1]

Santísima Trinidad.

Y serán llevados y se les hará comparecer ante el tribunal de Cristo el Hijo, y de Dios el Padre, y del espíritu Santo, los cuales son un Dios eterno, para ser juzgados según sus obras, sean buenas o malas “[2].

Resurrección
            También nos habla con lo que sucederá con la vida más allá de la muerte y lo que sucederá con la resurrección. Lo importante que nos menciona en el pasaje de Alma 11,43 y 44 es que somos una totalidad compuesta tanto por cuerpo y alma. Esto último a diferencia de los evangelios que nos mencionan que seremos como seres espirituales parecidos a los ángeles. Además, nos menciona que nos recordaremos de todo y a no dudarlo, nos deja la posibilidad de volver a reunirnos con nuestros seres queridos. También una idea que es posible de resaltar  es aquella en la cual seremos condenados por nuestras obras y no solo por le Fe como lo sostiene equivocadamente el mundo protestante.

“Alma y cuerpo restaurado en su perfecta forma y conociendo lo que conocemos ahora teniendo un vivido recuerdo de nuestra culpa. (43)
Todos serán restaurados hombres y mujeres. Viejos y jóvenes. Justos e injustos y presentados ante el tribunal de DIOS para ser juzgados según sus obras. (44)[3]
           

La finalidad de la actividad económica

            Otra doctrina que aparece es precisar cual es el propósito de la actividad económica, esto último lo podemos encontrar en Jacob 2, 17-19 en donde se dice a los ricos que sean “sean afables con todos y liberales con vuestros bienes para que ellos sean ricos como vosotros. Pero antes de buscar riquezas, buscad el reino de Dios (18). Las buscaréis (riquezas) con el fin de hacer el bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido.(19).

Autoridades

            También el anal de los nefitas, nos habla de las autoridades y oficios principales por los cuales deben regirse la organización religiosa, destacando los oficios de discípulos (apóstoles), ancianos, sacerdotes (presbíteros) y maestros. Es esta última designación que nosotros debemos seguir para regir los destinos de la iglesia tal como se encuentra en Moroni cap 3.1

La forma en que los discípulos, que eran llamados los élderes de la iglesia, ordenaban presbíteros y maestros.[4]

Administración de los sacramentos

En los capítulos 4,5 y 6 del libro de Moroni nos encontramos con un regalo dado por la divinidad a nuestro continente y la maravillosa obra de la Restauración, la correcta manera de administrar los sacramentos que nos bendicen en nuestra vida:

“Ni tampoco recibían a nadie para el bautismo  a menos que viniese con un corazón quebrantado y contrito, y testificase a la iglesia que verdaderamente se habían arrepentido de todos sus pecados “. Moroni 6; 2[5]

Profecías

En Mosíah 13: 43-46 también se consagra América como la tierra de promisión y de libertades pero ojo, nos habla de todo el continente americano y no sólo de Norteamérica como lo entienden la gente del coloso septentrional. En este libro se señala lo siguiente:

Y ahora deseo yo que esta desigualdad deje de existir en esta tierra, especialmente entre este mi pueblo; mas deseo que esta tierra sea una tierra de libertad, y que todo hombre goce igualmente  de sus derechos y privilegios, en tanto que el Señor juzgue conveniente que habitemos y heredemos la tierra, sí, mientras permanezca cualquiera de los de nuestra posteridad sobre la superficie de la tierra”.[6]

Política

             En política también tenemos una visión positiva y valorativa de lo que significa el modelo democrático de gobierno. No es neutro, muy por el contrario, señala en varios pasajes su opción preferencial por  la democracia como modelo y norma de los sistema políticos. Esto es bien importante, porque a diferencia de lo que aparece los consejos de Paulo en los cuales debemos aceptar cualquier tipo de autoridad, en el libro de Mormón se rechaza a cualquier forma de régimen político, sustentada en el poder de un individuo o pequeño grupo de personas. Podemos admirar tal postura  en el libro de Mosíah 29:26

“Ahora bien, no es cosa común que la voz del pueblo desee algo que sea contrario que es justo; pero sí es común que la parte menor del pueblo desee lo que no es justo; por tanto, esto lo observaréis por ley: trataréis vuestros asuntos según la voz del pueblo”[7]


Modo de comportarse en la Iglesia

            Por último nos enseña la correcta forma de participar e involucrarse en la iglesia que no difieren demasiado de lo que encontramos en el capítulo de Hechos de los Apóstoles en el Nuevo Testamento. Esta situación fue la normalidad durante las primeras generaciones de cristianos que vivieron en tiempos del imperio romano por ende, no es extrañar que en nuestro continente se desarrollase una vez concluido el ministerio de Jesús en América. Debe ser la norma por la cual como creyentes debemos vivir. Esto lo dejé arbitrariamente al final para que pensemos como la iglesia restaurada debe no en la medida de lo posible, sino en forma radical, cumplir con este principio básico que a continuación se describe:

Y enseñaron y se ministraron el uno al otro; y tenían todas las cosas en común, todo hombre obrando en justicia uno con otro. 3 Nefi 26:19

Y la iglesia se reunía a menudo a ayunar y orar, y para hablar unos con otros concernientes al bienestar de sus almas”.Moroni 6,5

La salvación no es obra individual sino colectiva tal como lo mencionan las citas de arriba y el libro de Mormón, contiene muchas perlas de sabiduría que si estudiamos con detención y profundidad, nos permitirá dar una buena defensa en el día de nuestro juicio junto a nuestro ABOGADO, MAESTRO Y SEÑOR, Jesús.

Saludos su hermano en Cristo,
Anciano Hernández.







[1] Libro de Mormón. Publicaciones de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Salt Lake City, Utah. 1993. Pág 282.
[2]  Ídem.
[3] Idem.
[4] Op cit pág 627.
[5] Ibídem pág 627-628.
[6] Libro de Mormón Op cit 244.
[7] Ídem. 

domingo, 21 de noviembre de 2010

La Usura y Riqueza en la Biblia y el Libro de Mormón

Señor, ¿ quién entrará bajo tu tienda y habitará en tu montaña santa’
Quien no niega lo que ha dicho; ni facilita plata a interés.
(Salmo 15)


Un tema que aparece en forma constante tanto en el mundo bíblico como en el texto del libro de Mormón[1], es su rechazo al tema de la usura, interés y riqueza que están propio de las sociedades económicas del mundo occidental, surgidas sobre todo a partir del período de la Baja Edad Media con el surgimiento del capitalismo.
            Hoy voy  a comentar como es entendida y definida estos temas a la luz de nuestros textos canónicos y, la postura que deberíamos tener en torno a estos temas de la economía como verdaderos creyentes.

            La Usura e interés en el Antiguo y Nuevo Testamento[2].

            En el Antiguo Testamento, donde encontramos la palabra revelada de Dios al pueblo de Israel, apreciamos múltiples referencias en torno al tema de la usura e interés en los cuales es prohibido y rechazado categóricamente como práctica económica. En efecto, en el Pentateuco nos encontramos con fuertes declaraciones hacia cualquier tipo de préstamos en los cuales se viese involucrado devolver más de lo prestado. Por ejemplo, en Levítico 25; 36 y 37 se lee lo siguiente en relación a la conducta que deberían tener los antiguos hebreos entre sí:

“No tomarás de él interés ni usura; antes bien, teme a tu Dios y haz que tu hermano pueda vivir junto a ti. No le exigirás intereses por el dinero y los víveres que le hayas prestado”.

Esto es mencionado anteriormente en el Éxodo22, 25 en la prohibición dada por Dios a Moisés sosteniendo que no se debería cobrar intereses en los préstamos solicitados. La causa esencial en este tema, es que el prestamista y usurero es visto como un hombre injusto y que no alcanzará el Reino de Dios. Esto último, es descrito con notable exactitud en Ezequiel 18, 8 y 9.
Esto tema del usurero y prestamista como hombre injusto que no heredará el Reino de Dios, es tratado también en las primeras comunidades cristianas tal como lo menciona muy bien Pablo en 1 Corintios 9-10. En estos versículos, se describen que el hombre injusto es aquel que es acaparador y usurero.
El tema de la riqueza y su justificación es vista tanto en el conocido pasaje de Hechos 4,32-35 como en Timoteo 6, 17-18. El primero y lo cito para que recordemos de que se trata, establece la forma de de vida cristiana ideal:

“La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo lo que tenían en común.”

            Es bastante conocido este apreciación de una forma de vida comunitaria en torno a compartir los bienes pero también no es menos cierto, que el mundo valórico y axiológico debe ser de tal homogeneidad que casi el individuo se pierde en el colectivo. Las diversas órdenes monásticas, en especial las que siguen las reglas de Benito de Nursia en el VI d.c, desarrollan con pureza y exactitud esta idea. En Timoteo 6, 17-18, se insiste al rico a dar de sus bienes y donarlos a los pobres, como una buena y digna acción por la cual obtendrán vida eterna.
            En el libro de Mormón[3] también se mencionan el tema de las riquezas y la usura. Recorramos un poco de sus páginas para saber y entender a lo que nos estamos refiriendo. En el libro de Jacob 2, 17-20 se dice a los ricos que sean “sean afables con todos y liberales con vuestros bienes para que ellos sean ricos como vosotros. En el versículo 19,  lo más notable es que se define el objetivo que debe cumplir nuestra actividad económica, que es hacer el bien. Esta riqueza debe servir para lo siguiente:

-          Vestir al desnudo.
-          Alimentar al hambriento
-          Libertar al cautivo
-          Suministrar auxilio al enfermo y al afligido.

Así es hermanos y hermanas, la riqueza no es para generar lucro y obtener bienes sino para implementar políticas sociales que tiendan a  beneficiar a los más desprotegidos de la sociedad. En Mosíah 18,27 al 29,  en una reorganización que se estableció para el buen funcionamiento de la iglesia, se menciona que los miembros de la misma,  deberían dar de sus bienes dependiendo de su capacidad y poder. La iglesia  debe preocuparse de lo temporal y espiritual tal como es expresado en el versículo 29.  En Alma 1,27 se sigue manteniendo esta idea como lo refleja la siguiente cita:

“Y de conformidad con lo que tenía, todo hombre repartía de sus bienes  a  los pobres, y a los necesitados, y a los enfermos y afligidos; y no usaban ropa costosa; no obstante, eran aseados y atractivos “.


            Una cosa es clara, la usura y la riqueza no son propias del mundo cristiano y deben ser dejadas en un segundo plano. La norma de vida debe ser la autoridad tal como se lee en Alma 39,14:

No busques las riquezas ni las vanidades de este mundo, porque he aquí, no     las puedes llevar contigo”.

            La última referencia tomada del libro de Mormón, corresponde al funcionamiento de la iglesia una vez que Jesucristo estuvo ministrando en América. Durante 200 años cuenta la escritura, se mantuvieron fieles a las enseñanzas que dio el Salvador en torno a la justa manera de disponer de los bienes. En este momento comenzó a operarse un cambio en los corazones de los creyentes que los llevo a transgredir las enseñanzas que habían recibido. Y de ahí en adelante se dividieron en clases y no tuvieron sus bienes y posesiones en común. (4 Nefi, 24 y 25).
            Resumiendo este breve mensaje en torno a la usura y la riqueza dentro del cristianismo podemos destacar varias ideas. Primera,  el interés y la usura fueron abiertamente condenadas ya sea en el mundo retratado en el Antiguo testamento como en las primeras concreciones cristianas del siglo primero. En estos textos, la figura del usurero y prestamista estaba dentro de los injustos que no heredarían el “Reino de los Cielos”. Segunda, en el libro de Mormón también encontramos esta idea reflejada, dando una mayor precisión en torno al uso y disposición de los bienes materiales en la iglesia. Por estas razones, se busco durante los primeros años de la Restauración  hacer posible este sistema económico-social a través del uso de los bienes en común que lamentablemente fracasó y que fue el “Orden Unido de Enoc”. Esta organización duro sólo un año en funcionamiento desde 1833 hasta 1834.
            A manera de conclusión, debemos reflexionar en torno a la validez y vigencia de los bancos en el mundo cristiano. Por mi parte, no utilizaré nunca más una institución crediticia que no cumpla con las normativas cristianas en este tema.  Quiera Dios que el mundo y mi voluntad me permitan cumplir con esto para alcanzar la vida eterna.

Saludos,
Su hermano en Cristo.
H. Hernández.


[1] Libro de Mormón. Publicaciones de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Salt Lake City, Utah. 1993
[2] Edición de la Biblia, La Nueva Biblia Latinoamericana. Ediciones Paulinas. Verbo Divino. 1972
[3] Hay bastantes citas que pueden ser leídas en el texto. Aquí solo se mencionan algunas que  hemos considerado relevantes.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Chile ¿ La tierra de Lehi ?

Estimados(as) hermanos(as),


Hoy les quiero comentar una teoría que estuvo muy en boga en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con sede en Utah durante el siglo XIX. Esta teoría nos dice que la tierra a la cual Lehi llego con su familia al nuevo continente fue Chile, aunque suene increíble y con tintes chovinistas. Pasamos a describir brevemente los supuestos orígenes de esta explicación. En la edición de 1879 del Libro de Mormón, en las notas escritas por Orson Pratt, se sostiene que producto de una revelación del propio Joseph Smith Jr, se indicó que la tierra de llegada de la familia judía al nuevo continente fue Chile, siendo más preciso, lo situaba en los 30 grados de latitud sur. Esta teoría, supuestamente tuvo a su inspirador en un secretario del vidente de Palmyra, Frederick G. Williams, quien afirmó que Joseph Smith le había entregado una profecía en relación a este asunto(1). Fue tal el sentido de esta afirmación, que hasta el propio James Talmage, en su libro The Story of Mormonism and, The Philosophy of Mormonism le dedica sendas líneas: 


"The book tells of the journeyings across the waters in vessels constructed according to revealed plan, of the people’s landing on the western shores of South America probably somewhere In Chile”.(2)

Otro autor más reciente,  Arthur J Kocherhans (3), después de analizar el pasaje de 1 Nefí 18:25 "(  y   hallamos todo clase de minerales tanto oro, como cobre y la plata), decidió hacer un estudio apologético en torno a Chile y su tierra, como la tierra prometida y que después daría origen a las grandes tradiciones culturales de Sudamérica. Es un texto de una gran riqueza ensayística, que nos deja mucho para la reflexión.
Hoy en día,  las teorías más en boga para demostrar los lugares originarios y de las culturas en el texto nefita, son aquellas que intentan demostrar que tanto México como Centroamérica son sus lugares primigenios. 
No se si tenga mucho asidero esta profecía y tradición que nos indica Frederick G. Williams , pero cuando miro las montañas y la variedad de  paisaje de este país y su historia, pienso que todavía tenemos que jugar un parte muy importante en el plan de la salvación. Pero como la mayoría de los hechos fundamentales en el Libro de Mormón, eso depende nuestra elección.
Saludos Cordiales,
R. Hernández.

(1) Una buena discusión en torno al problema de las tierras del libro de Mormón y su posible localización se en cuentra en William J. Hamblin. Basic Methodological Problems with the Anti-Mormon Approach to the Geography and Archaeology of the Book of Mormon Journal of Book of Mormon Studies: Volume - 2Issue - 1, Pages: 161-97Provo, Utah: Maxwell Institute, 1993
(2)Jame Talmage. The Story of Mormonism and, The Philosophy of Mormonism. pág 8. 1914
Republished 2008 By Forgottenbooks.org. 
(3) Arthur J Kocherhans. Lehi's isle of promise: A scriptural account with word definitions and a commentary [Paperback] Kobo Enterprises (1989).

domingo, 14 de noviembre de 2010

Breves reflexiones en torno a la justicia vista por la Biblia y el Libro de Mormón.

Breves reflexiones en torno a la justicia vista por la Biblia y el Libro de Mormón.


Hermanos y hermanas en Cristo,

            Hoy me permito dirigirme a ustedes para hablar de un tema que nos debe preocupar como cristianos, seguidores del libro de Mormón y del sendero de la Restauración del evangelio iniciado en 1820. Este tema es reconocer el valor de la justicia e implementarlo de forma correcta en nuestras vidas. Para esto, es necesario que reflexionemos a través de la Biblia y el libro de Mormón que es lo que podemos rescatar de la noción de justicia y su importancia en la vivencia de nuestro evangelio.
Primero, debemos definir el concepto de justicia para no tropezar con ruidos que molesten nuestra exposición. En el diccionario de la RAE[1], el hablante y lector hispanoamericano se encuentra con varias acepciones, para efecto de nuestro análisis, sólo nos atendremos al concepto de la justicia en su dimensión religiosa. Esta definición dice lo siguiente: Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número, peso o medida. Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno”.
            En el Antiguo Testamento se encuentran varios pasajes donde se habla de la justicia, en especial, de aquella justicia impuesta al mundo hebreo a través de las figuras épicas y proféticas de los líderes de su pueblo. Quisiera detenerme en dos pasajes que me que me han llamado poderosamente la atención. El primer de ellos tiene que ver con  el libro de Ezequiel capítulo 18, versículos 1 al 13 en donde se destacan, a mi manera de entender (con el auxilio  de mi sacerdocio y el espíritu Santo),  tres ideas fuerzas que paso a describir. La primera de estas y que recorre en forma homogénea la escritura, es acerca del tema de la justicia y su juzgamiento son de índole individual y no social. En efecto, los pecados de los padres no se traspasan a los hijos y tampoco sus bendiciones. El vivir rectamente, es un resorte de carácter personal y no traspasable por vías de pueblo elegidos, familias o como está tan de moda hoy, el tema genético. La segunda idea trascendente a destacar, es la separación de la humanidad en dos grandes conglomerados humanos. Por una parte, están los justos, que cumplen los mandamiento divinos y lo que exige Dios de la humanidad y la otra población, los injustos.
Cuadro resumen de las Características de los justos según Ezequiel 18,1-13

Justos

No adorar a los ídolos ( vers7)
No al adulterio ( vers 8)
No abusa de nadie ( vers 8)
No roba( vers 8)
Dar de comer al hambriento ( vers 8)
Viste al desnudo( vers 8)
Se aparta del vicio( vers 8)
No es usurero. ( vers 8)
No es homicida ( vers 10)


Están son las características más relevantes que podemos encontrar para definir al hombre justo. Hay varias características de índole cultual y también de comportamiento moral (adulterio), pero lo más destacable son sus referencias al tema social, tales como atender a los más necesitados y condenar la usura en forma abierta y tajante (los bancos en una sociedad cristiana no deberían existir o en su defecto, habría que preguntarse seriamente hasta donde esta permitido cobrar por un préstamo).
            El tercer tema es aquel en el cual existe un juicio por parte de Dios a los que rompan con la justicia de la que se está hablando y discutiendo. Tanto en el cuarto como en el noveno versículo se habla de la manera de juzgar que hará Dios a quienes se guíen por estos preceptos. El que peque y no viva rectamente morirá y el justo tendrá vida, que extrapolando al tema del cristianismo, será de carácter eterno.
En Miqueas capítulo 6;8 nos dice el profeta que Dios está exigiendo al hombre que se comporte de manera justa, que la practique. Para realizar esto último no es solo bueno que debemos conocer lo es justicia, sino también llevarla a cabo.
En el Nuevo Testamento también vemos varios pasajes en donde el valor de la justicia es visto como un elemento central en la construcción del Reino de los Cielos en la tierra. Vemos que Jesús en 6,33 nos insta  a buscar primero su justicia y después, todo lo demás que será dado por añadidura. En Mateo 5,6 también se nos pide a los que buscamos la justicia que seremos saciados. Pero no debemos olvidar que es la justicia divina y no la que estimemos nosotros como necesaria. Quizás uno de los mejores pasajes de lo que entendieron las primeras comunidades este valorable  tema de la justicia, se encuentre bajo la mirada del apóstol Pablo. En su primera epístola de Corintios capítulo 6, versículo 9 a 11, nos muestra las características de los injustos. Nuevamente tenemos el tema de la conducta moral, específicamente las conductas sexuales ofensivas como particularidades de los injustos. Entre estas podemos mencionar la condenación de  todo tipo de homosexualidad y adulterio Ahora también se agregan la enumeración de vicios tales como la borrachera. El tema de la usura como es nuevamente tratado y condenado llevar a cabo la justicia de Dios.
            También en el libro de Mormón  nos encontramos varias veces citados el importante valor de la justicia. En Nefi 15;30, el espíritu profético de su padre vio que la justicia del Señor era de tal grado de inflexibilidad, que separaba a la humanidad en dos grandes grupos, por una parte los justos y la otra, los injustos. Los injustos como sinónimo de malo. También esta idea es reforzada de modo más tajante en Alma 5,57 y 58 en la que se ordena a los justos que no se mezclen con los injustos de ninguna modo.
Sin embargo, es en primer Nefi 22:17- 23 donde el tema de la justicia es recogida y analizado con más precisión. Varias ideas importantes son dignas de mencionar en estos  pasajes. La primera idea es que los injustos son aquellos que endurecen sus corazones contra la figura y las enseñanzas de Cristo como los que caracterizan por su soberbia. Otra idea importante, Jesús será juez y condenará o salvará al final de los tiempos. La tercera idea es recordar que el injusto se apoderará y participará en un determinado tipo de iglesias, que tendrán las siguientes señales según el versículo 23:

- Obtener ganancias.
- Poder sobre la carne
- Hacerse populares a los ojos del mundo
- Concupiscencia de la carne y las cosas del mundo.
- Cometan toda clase de iniquidades.

            Uno de los hechos importantes que se realizará el día del juicio final es administrar la justicia. Los hombres justos no tienen nada que temer en cambio, los injustos deberán pagar y tomar el lugar que le corresponde según sus obras:

“Preparad vuestras almas para ese día glorioso que se administra justicia al justo “. 2 Nefi 9:40

            Seremos juzgados por nuestras obras y no  por nuestra fe. Es muy importante señalar este aspecto que encontramos en segundo Nefi 13,10. “Decid a los justos que les irá bien, que comerán del fruto de sus obras “.
Por último, también se mencionan las características del hombre justo y como se pueden ser identificados. En Alma 38,10-15, los hombres justos deben enseñar la palabra y actuar con diligencia. No jactarse de su propia sabiduría. Evitar estar ociosos y reconocer nuestras debilidades y pecados.
            A manera de conclusión, la justicia en el ambiente cristiano es de suma importancia por lo cual debemos buscar la manera de conocerla, enseñarla y por sobre todas las cosas, llevarla a cabo en esta vida.

Saludos,
H. Hernández.




















domingo, 7 de noviembre de 2010

Joseph Smith III y su elección como sucesor en el cargo de Presidente y profeta de la Iglesia.

Estimados(as) Hermanos(as) en Cristo,

   El día 6 de noviembre de 1832, nació Joseph Smith III, primer presidente de la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
    Hoy quisiéramos recordar las veces que fue ordenado por su padre para ser designado como su sucesor. Para tales efectos, comentaremos un artículo muy interesante por lo breve y preciso en relación a dicho tema, cuyos escritores son 
Richard  y Pamela Price(1),  llamado " Joseph Smith's Successor.
   La primera ocasión en la cual fue elegido como sucesor en la dirección por su padre, fue en el año 1838. En aquella oportunidad, estando en la cárcel, el fundador del movimiento de los Santos de los  Últimos Días le dio su bendición mediante la unción en aceite para que rigiera los destinos del movimiento de la restauración cuando no estuviese en este mundo. Un testigo de esto último, Lyman Wight, corrobora esta versión en el año 1855, señalando lo siguiente: "  eres mi sucesor cuando me marche"(2). La segunda oportunidad en la cual el propio Joseph Smith Jr, lo designa como heredero,  fue el 17 de enero de 1844 en su tienda en la ciudad de Nauvoo. En esta oportunidad, es el propio Joseph Smith III quien comenta este hecho , indicando que fue su padre, (una vez ungido con aceite) quien lo designa como su sucesor.
  La tercera ocasión en la que fue proclamado como el sucesor en la Iglesia fue en el bosque de Nauvoo ante 3.000 personas. Esta es la más importante ya que fue pública y masiva. James Whitehead es un testigo que es citado por lo esposos Price para reafirmar tal aseveración. Por último, tenemos la bendición dada por el profeta antes de ir a la cárcel de Carthage, antes de encontrar su muerte. El día 24 de junio de 1844, teniendo la intuición que iba a morir en esta prisión se encarga de reafirmar  y mantener su disposición de dejar a cargo de la Iglesia a su hijo. Esto último es confirmado por el testimonio del mismo fundador de la Iglesia Reorganizada y su madre.
  Es por esta razón y varias más que se puedan encontrar en textos de Historia de la Iglesia, es que reconocemos la sucesión de Joseph Smith III a ser el líder elegido para dirigir la Iglesia Restaurada por el profeta Joseph Smith Jr.
Saludos su hermano en Cristo,
R. Hernández.

(2) Op cit.


domingo, 31 de octubre de 2010

El sacerdocio según la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Las leyes del Sacerdocio.

A continuación se comentan las leyes del sacerdocio que rigen nuestra organización.


Sección 104


El 14 de febrero de 1835 se escogió a los primeros miembros del Concilio de los Doce Apóstoles de la Iglesia Restaurada. En una junta que tuvo lugar para prepararlos para su primera misión como un concilio de Apóstoles, los hermanos solicitaron a  osé Smith, hijo, que él inquiera a Dios para obtener una revelación de consuelo e inspiración respecto a sus deberes. Respondiendo a esta petición las instrucciones siguientes fueron recibidas por José Smith el 28 de marzo de 1835, en Kirtland, estado de Ohio, EE.UU.

1 a. En la Iglesia hay dos sacerdocios, a saber: el de Melquisedec y el de Aarón, que incluye el Levítico.
b. Este primer sacerdocio se llama el de Melquisedec porque Melquisedec fue un sumo sacerdote eminente. Antes de su época se lo llamaba el santo sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios.
c. Pero por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, y para evitar una repetición demasiado frecuente del nombre de  Dios, la Iglesia en los tiempos antiguos dio el nombre de Melquisedec a este sacerdocio, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec.

2. Todas las otras autoridades u oficios de la Iglesia son pertenencias de este sacerdocio; pero hay dos SECCION, o cabezas principales, una es el Sacerdocio de Melquisedec, y la otra el de Aarón, o Sacerdocio Levítico.

3 a. El oficio de anciano pertenece al Sacerdocio de Melquisedec.
b. El Sacerdocio de Melquisedec posee el derecho de presidir, y tiene poder y autoridad sobre todos los oficios de la Iglesia, en todas las edades del mundo, para administrar las cosas espirituales.

4 La presidencia del sumo sacerdocio, según el orden de Melquisedec, tiene el derecho de actuar en todos los oficios de la Iglesia.

5 Para administrar las cosas espirituales, los sumos sacerdotes según el orden del Sacerdocio de Melquisedec tienen, bajo la dirección de la Primera Presidencia, el derecho de oficiar en su propio puesto, así como en el de anciano, sacerdote (del orden Levítico), maestro, diácono y miembro.

6 Cuando el sumo sacerdote no esté presente, un anciano tiene el derecho de oficiar en su lugar.

7 El sumo sacerdote y el anciano han de administrar las cosas espirituales, conforme a los pactos y mandamientos de la Iglesia; y tienen derecho de actuar en todos estos oficios de la Iglesia, cuando no se halle presente ningún ministro con autoridad mayor.

8 a. Al segundo sacerdocio se lo llama Sacerdocio de Aarón porque le fue conferido  a Aarón y a su posterioridad por todas sus generaciones.
b. Se lo llama sacerdocio menor porque es una pertenencia del mayor, o sea del Sacerdocio de Melquisedec, y tiene poder para administrar las ordenanzas temporales.
c. El obispado es la presidencia de este Sacerdocio de Aarón y posee las llaves o la autoridad del mismo. Nadie posee derechos legales a este oficio, o a poseer las llaves de este sacerdocio, si no es un descendiente directo de Aarón.
d. Mas puesto que un sumo sacerdote del Sacerdocio de Melquisedec tiene autoridad para actuar en todos los oficios menores, puede él desempeñar el oficio de obispo cuando no sea posible hallar a un descendiente directo de Aarón, con tal de que sea llamado, puesto aparte y sea ordenado a este poder bajo las manos de la Presidencia del Sacerdocio de Melquisedec.

9 a. El poder y la autoridad del sacerdocio mayor, o sea del Sacerdocio de Melquisedec, consisten en poseer las llaves de todas las bendiciones espirituales de la Iglesia; en tener el privilegio de recibir los misterios del reino de los cielos; en verse abrirse los cielos ante ellos;
b. En estar en comunión con la asamblea general y la Iglesia del Primogénito; y en gozar de la comunión y la presencia de Dios el Padre, y de Jesús, el Mediador del nuevo pacto.

10 El poder y la autoridad del sacerdocio menor, o sea del sacerdocio de Aarón, consiste en poseer las llaves del ministerio de ángeles, y en administrar las ordenanzas temporales, la letra del evangelio, el bautismo de arrepentimiento para la remisión de pecados, conforme a los pactos y mandamientos.

11 a. Necesariamente, entre los que han sido ordenados a los varios oficios de estos dos sacerdocios, han de haber presidentes u oficiales que presidan, procedentes de entre ellos, o designados por ellos.
b. Del Sacerdocio de Melquisedec, tres sumos sacerdotes presidentes, escogidos por la Iglesia, nombrados y ordenados a ese oficio, y sostenidos por la confianza, la fe y las oraciones de la Iglesia, constituyen el concilio de la Primera  Presidencia de la Iglesia.
c. Los doce consejeros viajantes son llamados para ser los Doce Apóstoles, o testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo, así se distinguen de los otros oficiales de la Iglesia en los deberes de su llamamiento.
d. Los doce Apóstoles constituyen un concilio igual en autoridad y en poder al de los tres presidentes mencionados previamente.
e. Los Setenta también son llamados para predicar el evangelio, y ser testigos especiales entre los gentiles y por todo el mundo, diferenciándose así de los ministros de la Iglesia en los deberes de su llamamiento, y constituyen un concilio con igual autoridad  a la de los doce testigos especiales, o apóstoles, antes mencionados.
f. Toda decisión que tomare cualquiera de estos concilios, habrá de ser con el voto unánime del mismo; es decir, que todos los miembros de cada uno de los concilios han de estar de acuerdo cono las decisiones de su concilio, a fin de que sus decisiones tengan el mismo poder o validez entre sí.
g. (Una mayoría puede constituir un quórum cuando las circunstancias impidan que sea de otro modo.)
h. Caso de no ser así, sus decisiones no merecen las mismas bendiciones que merecieron antiguamente las decisiones de un concilio de tres presidentes, y quienes fueron hombres rectos y santos, ordenados según el orden de Melquisedec.
i. Las decisiones de estos concilios, o de cualquiera de ellos, han de hacerse con toda rectitud, con santidad y humildad de corazón mansedumbre y longanimidad, y con fe, virtud, conocimiento, templanza, paciencia, santidad, afecto fraternal y amor; porque la promesa es que si estas cosas abundan en ellos, no serán sin fruto en el conocimiento del señor.
j. En el caso de que alguna decisión de estos concilios se tomare inicuamente, podrá ser presentada ante una asamblea general de los varios concilios que constituyen las autoridades espirituales de la Iglesia, ya que de lo contrario no se puede apelar de su decisión.

12.  Los doce Apóstoles componen un sumo concilio presidente y viajante, que han de oficiar en el nombre del Señor, bajo la dirección de la Presidencia de la Iglesia, conforme a la institución del cielo, para el establecimiento de la Iglesia, y la regulación de todos los asuntos de la misma, en todas las naciones; primero entre los gentiles, y en segundo lugar entre los judíos.

13. a. Los Setenta han de oficiar en el nombre del Señor, bajo la dirección de los Doce Apóstoles, o sumo concilio viajante, estableciendo la Iglesia y regulando todos los asuntos de la misma, en todas las naciones; primero entre los gentiles y después entre los judíos.
       b. Pues se ha enviado a los Doce Apóstoles, con la posesión de las llaves para que abran la puerta mediante la proclamación del evangelio de Jesucristo; primero a los gentiles, y luego a los judíos.

14 En las estacas de Sión, los Sumos Consejos Residentes constituyen un concilio con autoridad equivalente, en todas sus decisiones  sobre los asuntos de la Iglesia, a la del concilio de la Primera Presidencia, o del sumo Concilio Viajante.

15 En los asuntos de la Iglesia, el Sumo Consejo Residente de Sión constituye un concilio con autoridad equivalente, en todas sus decisiones sobre los asuntos de la Iglesia, a la de los concilios de los doce consejeros en las estacas de Sión.

16 Es deber del sumo Concilio Viajante, cuando necesite ayuda, llamar a los Setenta, en lugar de otros cualquiera, para que atiendan a las varias demandas de predicación y administración del evangelio.

17 Es deber de los Doce Apóstoles ordenar patriarcas-evangelistas en todas las concreciones grandes de la Iglesia, conforme les fueren designados por revelación.

18 El orden de este sacerdocio se estableció para que se transmitiera de padre e hijo, y por derecho pertenece a los descendientes directos de la simiente escogida, a quien se hicieron las promesas. Este orden fue instituido en tiempos de Adán, y se fue transmitiendo por linaje de la siguiente manera:

19 a. De Adán a Set, quien fue ordenado por Adán teniendo Set setenta y nueve años, y tres años antes de la muerte de Adán fue bendecido por él. Set recibió de Dios, por conducto de su padre, la promesa de que su posteridad seria la escogida del Señor,
      b. Y que se les preservaría hasta el fin del mundo, porque Set era un hombre perfecto, y su semejanza era la imagen exacta de su padre, hasta el punto que se les parecía en todas las cosas, y sólo por su edad podían distinguirlos.
20 Enós fue ordenado a la edad de ciento treinta y cuatro años y cuatro meses, bajo las manos de Adán.

21 Dios llamó a Cainán en las soledades cuando éste tenía cuarenta años de edad, y se encontró con Adán cuando se encaminaba al lugar de Schedolámak; Cainán tenía ochenta y siete años cuando recibió su ordenación.

22 Mahalaleel tenía cuatrocientos noventa y seis años y siete días cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, quien también le bendijo.

23 Jared tenía doscientos cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, quien también le bendijo.

24 a. Enoc tenía veinticinco años de edad cuando fue ordenado bajo las manos de Adán, y tenía sesenta y cinco años cuando éste le bendijo.
b. Enoch vio al señor, y anduvo con Él, y estuvo ante su Su faz continuamente. Anduvo con Dios trescientos sesenta y cinco años, de modo que tenía cuatrocientos treinta años cuando fue trasladado.

25 Matusalén tenía cian años cuando fue ordenado bajo las manos de Adán.

26 Lamec tenía treinta y dos años cuando fue ordenado bajo las manos de Set.

27 Noé tenía diez años cuando fue ordenado bajo las manos de Matusalén.

28 a. Tres años antes de su muerte, Adán llamó a Set, Enós, Cainán, Mahalaeel, Jared, Enoc y Matusalén, quienes eran todos sumos sacerdotes, junto con el resto de su posteridad que eran fieles, al valle de Adán- ondi-Ahmán, y allí les confirió su última bendición.
     b. Y el Señor se les apareció, y ellos se levantaron y bendijeron a Adán, y le llamaron Miguel, el Príncipe, el Arcángel.
     c. Y el Señor le administró consuelo a Adán, y le dijo: Te he puesto a la cabeza; una multitud de naciones saldrá de ti, y tú será príncipe sobre ellos para siempre.

29 a. Aunque le agobiaba el eso de sus años, Adán se levantó en medio de la concreción, y lleno del Espíritu Santo, predijo todo cuanto le acontecía a su posteridad hasta la última generación.
b. Todas estas cosas se escribieron en el libro de Enoch, y han de ser atestiguados a su debido tiempo.

30 También es el deber de los Doce Apóstoles, ordenar y poner en orden a todos los demás oficiales de la Iglesia, conforme a la revelación que dice:

31 a. A la Iglesia de Cristo en la tierra de Sión, además de las leyes de la Iglesia, respecto a sus asuntos;
b. De cierto os digo, dice el señor de los Ejércitos, que es preciso que haya ancianos presidentes para que presidan a los que tengan el oficio de anciano; y también a los sacerdotes, para que presidan a quienes tenga el oficio del sacerdote;
c. Y también maestros, para que presidan de igual forma a los que tengan el oficio de maestro; y asimismo los diáconos.
d. Por lo tanto, de diácono a maestro, y de maestro a sacerdote, y de sacerdote a anciano, cada uno por sí en lo que se haya designado, según los pactos y mandamientos de la iglesia;
e. Viene luego el sumo sacerdocio, el mayor de todos; por consiguiente, es preciso que se nombre a un miembro del sumo sacerdocio para que presida el sacerdocio; y se le llamará Presidente del Sumo Sacerdocio de la Iglesia.
f. Del Presidente del Sumo Sacerdocio procede la administración de las ordenanzas y las bendiciones para la Iglesia, mediante la imposición de manos.

32 a. Por lo tanto, el oficio de obispo no es igual al del presidente, puesto que el oficio del obispo, consiste en administrar las cosas temporales;
b. No obstante, es preciso escoger del obispo entre los del Sumo sacerdocio, a menos que sea un descendiente directo de Aarón; porque si no es un descendiente de Aarón, no puede poseer las llaves de este sacerdocio.
c. No obstante, se puede poner aparte a un sumo sacerdote, según el orden de Melquisedec, para el ministerio de las cosas temporales, ya que él las conoce por el espíritu de verdad, y también para ser juez en Israel, para gestionar los asuntos de la Iglesia y administrar justicia a los transgresores de acuerdo con las leyes, según el testimonio que se les presentare, y con ayuda de los consejeros que ha escogido, o que escogerá entre los ancianos de la Iglesia.
d. éste es el deber de un obispo que no es un descendiente directo de Aarón, pero que ha sido ordenado al sumo sacerdocio según el orden de Melquisedec.

33 a. Así que, será un juez general de los habitantes de Sión, o en una estaca de Sión, o en cualquier congregación de la Iglesia, en que se le pusiere aparte para este ministerio.
b. Hasta que se extiendan los límites de Sión, y sea necesario tener otros obispos o jueces en Sión, o en cualquier otro lugar;
c. Y si se distinguen otros obispos, habrán de obrar en el mismo oficio,

34. a. Pero un descendiente directo de Aarón tiene el derecho legal de ocupar la presidencia de este sacerdocio, de tener las llaves de este ministerio, para obrar independientemente en el oficio de obispo, sin consejeros, salvo en el caso en que como juez de Israel, actuare para juzgar a un Presidente del Sumo sacerdocio, según el orden de Melquisedec.
        b. La decisión de cualquiera de estos concilios será conforme al mandamiento que dice:

35 a. Además, de cierto os digo: los asuntos más importantes y los casos más difíciles de la iglesia, cuando no hubiese satisfacción en cuanto al fallo del obispo, o de los jueces, serán referidos y llevados al Concilio de la Iglesia, ante la presidencia del Sumo Sacerdocio;
     b. Y la Presidencia del Concilio del sumo Sacerdocio tendrá poder de llamar a otros sumos sacerdotes, aun a doce, para que le ayuden como consejeros;  y así dicha Presidencia y estos doce consejeros tendrán el poder de decidir, basándose en testimonios, de acuerdo con las leyes de la Iglesia.
       c. Después de esa decisión, ya no volverá a haber más memoria del asunto ante el Señor; porque éste es el consejo supremo de la Iglesia de Dios, y su fallo es terminante en las controversias sobre asuntos espirituales.

36 Ninguno de los que pertenezcan a la Iglesia queda exento de este tribunal de la Iglesia.

37. a. Si un Presidente del Sumo Sacerdocio transgrediere, se le acusará ante el tribunal del obispo de la iglesia,  quien será ayudado por doce consejeros del sumo sacerdocio; y el fallo que dictaren su cabeza terminará toda controversia respecto a él.

        b. De este modo, nadie quedará exento de la justicia y de las leyes de Dios, con el fin de que todas las cosas se hagan en orden y con solemnidad ante Él, de acuerdo con la verdad y rectitud.

38. Además, de cierto os digo, el deber de un presidente del oficio del diácono es presidir doce diáconos, reunirse en concilio con ellos y enseñarles sus deberes, edificándose los unos a los otros con arreglo a lo indicado en los pactos.

39 También el deber del presidente del oficio de los maestros es presidir veinticuatro maestros y reunirse en concilio con ellos, enseñándoles los deberes de su oficio, como los pactos los señalan.

40 a. Asimismo, el deber del Presidente del sacerdocio de Aarón, es presidir cuarenta y ocho sacerdotes, y reunirse en concilio con ellos para enseñarles los deberes de su oficio, según los pactos lo expresan.
      b. Este presidente ha de ser un obispo; porque éste es uno de los deberes del oficio de obispo.

41 a. Además, el deber del presidente del oficio de los ancianos es presidir noventa y seis ancianos, reunirse con ellos e instruirles de conformidad con los pactos.
      b. Esta presidencia es distinta de la de los Setenta, y está destinada para los que no han de viajar por todo el mundo.

42 a. Igualmente, el deber del Presidente del oficio del sumo sacerdocio es presidir toda la iglesia, y ser semejante a Moisés.
      b. He aquí, en esto hay sabiduría, sí, ser un vidente, un revelador, un traductor y un profeta;  tener los dones que Dios confiere sobre la cabeza de la Iglesia.

43 a. Y van de acuerdo con la visión que muestra el orden de los Setenta, que los presidan siete presidentes escogidos de entre el conjunto de los Setenta, y el séptimo de estos presidentes han de presidir los seis.
b. Estos siete presidentes han de escoger y presidir otros Setenta, además de los primeros Setenta a los cuales pertenecen; y también a otros setenta, hasta setenta veces siete, si la necesidad de la obra lo requiere.
c. Estos Setenta han de ser ministros viajantes, primero a los gentiles, y también a los judíos;  mientras que los otros oficiales de la Iglesia, que no pertenecen a los Doce ni a los Setenta, no obstante ocupen oficios de igual responsabilidad e importancia en la Iglesia, no tienen la obligación de viajar por todas las naciones, sino que han de viajar conforme lo permitan sus circunstancias.

44. a. ahora, por lo tanto, que aprenda cada hombre su deber, y aprenda asimismo a actuar con diligencia en el oficio al cual sea nombrado.
  b. El que fuere perezoso no será considerado digno de perdurar, y quien no aprendiere su deber y no se mostrare aprobado, no será tenido por digno de perdurar. Así sea. Amén.

Fuente: Doctrina y Pactos, Community of Christ Copright Corporation en Independence. Missouri. USA.2004.