sábado, 29 de enero de 2011

Testimonio del anciano Gary Metzger

TESTIMONIO DEL ANCIANO GARY METZGER

Llevado a la luz


En primer lugar, crecía evangélico, y al oir del Libro de Mormón de esa gente, me encerré que era del Diablo. Cuando mi mejor amigo en la universidad, Daniel, se convirtió a la iglesia RLDS en 1980, yo lo opuse, y seguía estudiando como sacarlo de esta iglesia. Después de muchos días, mis élderes en la Iglesia de Cristo (Evangélica) me aconsejaron de no seguir estudiando con él. Lo dejé, pero ya Dios me había sembrado con la verdad. Entonces, había dudas en mi mente acerca de donde yo congregaba.
    En estos días también estudiaba con un elder mormón quien acababa de regresar de su misión de 2 años. Pero a él no creía, debido a las creencías mormonas de que se puede haber más de un Dios, que Dios es un ser progresivo, y que Brigham Young enseñaba la poligamia. Esas enseñazas sabía que eran falsas.
    Vivía en el dormitorio en aquel entonces de la unversidad de Wichita State, y estaba preparándome ser ministro en la Iglesia de Cristo, y estaba dirijiendo 3 estudios Bíblicos cada semana en el dormitorio. Quería convencerles a todos de que donde yo congregaba, estaba la luz verdadera. Yo había leído libros en contra de la iglesia mormona por unas 80 horas, y tenía 8 páginas, frente y al revés, llenadas con críticas y preguntas.
    Me puse en ayuno un día durante el almuerzo y me hinqué por la cama y oré al Señor para darme luz a salir de la confusión. Me levanté de orar, y encontré en mi escritorio una carta que mi amigo Daniel me hubo escrito hace días. Al leerla, encontré estas palabras, "¿Cómo es que el Dios de la Verdad, no quiere que dos personas estudien juntos, que quieren la verdad? Sabía en mi corazón que eso era verdadero. Entonces, decidí no hacer caso a las palabras de los élderes de la Iglesia de Cristo, quienes no creían que Dios podía hacer milagros hoy en día. Obedecí lo que Dios me confirmó en eso momento.
    A los días, cuando comenzamos a estudiar de nuevo, volvimos al "debate". Pero una noche, cuando el me dio una pregunta, Dios me hizo mudo. No pude contestar en voz alta, con las respuestas memorizadas de la doctrina de la Iglesia de Cristo. Y entonces, una voz me habló a mi mente, "Sabes que lo que vas a decir no es la verdad." Daniel me dio otra pregunta, y la misma cosa exacta pasó. No pude hablar, y Dios me habló las mismas palabras. Y una vez más Daniel me dio otra pregunta, y quise responder en contra, y no pude hablar, y Dios otra vez me habló, diciendo que yo sabía de que lo que iba a decir yo, no era la verdad. Un total de tres veces tuve la misma experiencia.
    Gracias a la misericordia de Dios. Estoy seguro que si no fuera por Su misericordia esa noche, no hubiera aceptado la doctrina de la Restauración (RLDS).
   
    Unos dos años después de bautizarme, yo había leído el Libro de Mormón dos veces, pero no supe de El, que era la verdad, solamente lo creía. Un día viernes en noviembre de 1982, me cortaron del trabajo porque mi puesto ya no existía. Muy preocupado yo, me metí en un frijolar para orar. Allí Dios otra vez me tocó con Su misericordia. Era como mi espíritu salió del cuerpo y miré adentro de mi alma. Vi luz, y también oscuridad. Entendí que nuestra justicia es como trapos sucios. Decidí orar y ayunar este mismo viernes, hasta el domingo para la Santa Cena.
    Yo oraba y estudiaba mucho el sábado, y el domingo en la madrugada me desperté al oir una voz audible decirme "Lee 2Nefi 3:38 [4:23 Mormona]" Al leer la escritura, que dice “He aquí, ha oído [Dios] mi clamor de día y ma ha dado conocimiento por visiones en la nohce.” En este mismo instante, toda la preocupación sobre mis hombros se fue. Sentí alivio en mi alma y paz. A pocos días, cuando contaba este testimonio a alguien, me vino otra vez una voz suave a mi mente, "¿Porque te di un versículo en el Libro de Mormón?" Me acordé que hay muchos versículos, especialmente en Salmos, que tratan de la fidelidad de Dios. Dios seguía hablándome, "Te dije a leer el Libro de Mormón, porque es mi palabra también." De alli, nunca dudé otra vez en Su palabra.
    Doy gracias a Dios que me dio este testimonio, para poder compartirlo con los de la descendencia de los lamanitas. Es su historia y siento parte de ello ahora.

TESTIMONIO DEL ANCIANO GARY METZGER

Llamado de Dios


     Cuando yo estaba en la iglesia Reorganizada unos 10 meses, y tenía como 21 años de edad, una noche el pastor, Anciano Roberto Vohs tuvo una visión en la madrugada en su cuarto. El vio 5 personas en la pared, con una plaquita diciendo el llamamiento debajo de cada uno. La mía dijo, “Diácono.” El solo reconoció a 4 de ellos. La 5ta persona él no lo había visto jamás.
     Los cuatro hermanos fuimos llamado por Dios así en el año 1981. A los seis meses después, aproximadamente, la 5ta persona entró la puerta de la iglesia por la primera vez. Se llama Carlos. En aquel entonces, él también fue llamado por la revelación anterior.

     En 1989, en una conferencia de la iglesia en Wilburton, Oklahoma, donde estaba, un patriarca se puso de pie y anunció que otros hermanos irían a Honduras luego. El mencionó mi nombre. Asustado, oré al instante al Señor y le pedí que si fuera su voluntad que me fuera a Honduras, Él tendría que decirme. El testimonio de otro hombre no era suficiente.
     Comenzamos a cantar un himno, “Iré donde me mande” y durante el cuarto coro, una voz me habló en mi interior, “Quiero que te vayas.” La voz resonaba por todo mi cuerpo, y todo mi cuerpo estaba quemándose. Hasta que los hermanos a los dos lados míos sintieron el calor en sus brazsos, a través de los míos.
    Lágrimas rodeaban por mis mejillas, y no pude cantar. Dios me llamó que fuera para Honduras.

    En octubre de 1991, cuando ya estaba en Honduras, estuve enseñando una clase acerca del sacerdocio en la iglesia: (ie. diáconos, maestros, sacerdotes, ancianos). Una señorita me dijo, “Tu eres un anciano.” No, le dije. Soy sacerdote. Tres veces me lo dijo, y tres veces le dije que no; que era sacerdote.
     Esta misma noche, tuve 3 sueños en los cuales estaba funccionando como anciano. Al despertarme, pensé, “Cómo me llamarás Dios? Estoy aquí solo en Siguatepeque.” No había otros ministros de la iglesia en esta ciudad para iniciar el llamamiento.
     Cuando regresé a los EEUU para pasar la navidad con mi familia, me junté con el presidente de la obra en Honduras en Houston, TX (allí estaba en en ese momento), para regresarnos a Honduras juntos por tierra. Nos quedamos en la casa del 70 Neil Simmons en McAllen, TX por una noche. Él compartió con el hmno. Socorro Vasquez de Honduras, que él tuvo un sueño en los últimos meses. Jesús se le apareció a él en el sueño, parado en el senario de la iglesia en frente, y le preguntó al hermano Simmons, “¿Has pensado en mi siervo Gary Metzger? El es llamado ser anciano, y debe ser ordenado.” A través de esta revelación, fui llamado por Dios ser anciano. Aun sobre las millas en diferentes países, Dios es un Dios de revelación. De Su iglesia, Jesús es la cabeza; no hombres.

            Testifico que la Restauración trabaja con el Espíritu Santo, y es un remanente de la iglesia que fue restaurada a la tierra en 1830. Que Dios les bendiga a todos aquellos que le pidan por Su revelación de la verdad.


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