viernes, 1 de julio de 2011

Características de la Iglesia de Cristo según el Libro de Mormón

 Características de la Iglesia según el Libro de Mormón.


Hermanos y hermanas,

            Hoy quiero tocar un tema que dice relación con describir y comentar, algunas características acerca de cómo debe ser y formarse una iglesia cristiana tomando como referencia las enseñanzas contenidas en el  libro de Mormón.

            Como primera medida metodológica,  es conveniente precisar el significado del  concepto de Iglesia que surge dentro del  mundo clásico griego, este término designa aquella asamblea de ciudadanos griegos que dirigían los asuntos de la polis. Posteriormente, este vocablo pasó a designar en el mundo cristiano grecolatino a la comunidad religiosa fundada por Cristo. En el libro de Mormón también encontramos  muchas veces la palabra iglesia, término asociado a una comunidad religiosa, separada de la institución estatal, sosteniendo un cuerpo doctrinal y de creencias religiosas en torno a la figura de Cristo. Lo particular y diferente con la tradición de la iglesia asentada en el mundo del imperio romano helenizado, es que la iglesia en América toma las doctrinas y el nombre de Cristo muchos siglos antes de su ministerio.

            El análisis que voy a proponer, toma tres momentos específicos del devenir de la iglesia según la escritura de los anales nefitas. Estos episodios, siguiendo un lógico orden cronológico están iniciados en primer lugar por la descripción de la iglesia falsa y abominable, acorde a la visión entregada a  Nefi, (1 NEFÍ, capítulo 3)[1]. El segundo momento objeto de estudio, es la descripción y restauración de la iglesia hecha por Alma que se encuentran en los libros de Jacob, Mosíah y Alma. Por último y quizás el más importante, es la fundación de la iglesia hecha en nuestro continente por la visita de nuestro maestro y salvador, Jesucristo y la continuidad de sus enseñanzas por sus discípulos, relatadas a partir del capítulo 3 Nefí en adelante.

            Comenzaremos de una manera poco ortodoxa en términos del relato histórico, empezando desde el final del texto hacia delante. Este último, es debido a la conveniencia de identificar los rasgos más importantes que tiene la iglesia y sus miembros, enseñados por Jesús en su ministerio en las Américas.

            En 3 Nefí 8:32, 47-49 encontramos algunas ideas fundamentales. Primero, la existencia ya en esos tiempos de un líder a cargo de la Iglesia, que será ordenado para ser el dirigente central dentro de la Iglesia, por lo tanto, esto descarta aquellas teorías que sostienen que todos los discípulos son iguales y no existe jerarquía en la iglesia fundada por el maestro de Nazaret. El mismo Jesús nos dice que uno de ellos será ordenado y deberá bendecir el pan y darlos sólo a los que son bautizados en la iglesia (3 Nefí 8:32). Otro elemento destacable dentro de la iglesia, es el llamado a orar grupalmente para rechazar el pecado y el poder de Satanás, aquel mismo personaje que algunas iglesias en la actualidad sostienen su inexistencia.

            En 3 Nefí 12: 10-23 encontramos algunas de las tareas principales de los miembros de la iglesia que debían desarrollar e implementar. Describiré solamente algunas que me llamaron la atención. Primero, los miembros enseñaban y se enseñaban los unos a los otros. Para los que hemos abrazado la labor pedagógica, sabemos que el aprendizaje efectivo, se da en forma trascendente cuando el alumno está en una función activa, tal como es el enseñar. Enseñarse unos a otros, implica también que cada voz es importante y según Vigotsky[2], teórico del constructivismo, este aprendizaje grupal permite siempre un aprendizaje más significativo  para nuestras vidas. También otro punto destacable, es que se ministraban y tenían todas las cosas en común. Este último punto, pueda llevar a ciertos inconvenientes y dificultades que son esperables cuando las congregaciones no están regidas por la soberanía de Jesús. (3 Nefí 12: 11). Debemos compartir nuestros bienes, talentos y amor con los hermanos de nuestra iglesia. Esto no es opcional, es lo enseñanza de nuestro Dios y Señor, Jesús. También en estos pasajes, podemos encontrar cuál es el nombre que debe llevar la  iglesia según la divinidad, indicando que solamente está conforme con el nombre de Cristo, por lo tanto es inaceptable que las iglesias lleven otro calificativo, considerándolas que llevan tras de sí la falsedad. (3 N 12: 22). Otro tema interesante es que la función de la iglesia es proclamar las enseñanzas que se encuentran en el evangelio[3].
            En 4 Nefí, podemos encontrar una descripción bastante breve y exacta de lo que sucedió en la iglesia de Cristo en las Américas, una vez que él se volvió a marchar de esta tierra. Con respecto a esto, la iglesia no siguió utilizando el camino jurídico de la ley mosaica, sino más bien se guiaban únicamente por los mandamientos que habían recibido de su Señor (capítulo 1:13), incentivando los ayunos y oraciones, en especial de manera grupal. Por lo tanto la ley mosaica se cumplió en nuestro señor y sólo debemos seguir sus doctrinas que se encuentran de forma plena en el Libro de Mormón, en especial, en los capítulos donde el mismo Jesús nos declara su doctrina ( 3 Nefí debería ser un texto no sólo estudiado, sino también memorizado por todos los creyentes).
            En Moroní 6:1-9, se especifica la forma en que debería efectuarse el bautismo y los candidatos a ellos y junto con quién lo administraba. También se hace referencia a que la administración de los sacramentos tales como el vino y el pan corresponderían hacerse frecuentemente y no como lo han entendido algunos, en forma esporádica ( una vez al mes). Las reuniones eran dirigidas por el Espíritu Santo, debiendo congregarse en forma continua y que no hubiese iniquidad entre ellos. Los problemas eran juzgados por tres testigos delante de los ancianos.
            Tal como hemos mencionado en los anteriores pasajes, ahora describiremos la Iglesia de Cristo a través de la visión de Nefí, el hijo de Lehí y la reorganización de la iglesia en tiempos de Alma padre.
            Nefí, hijo de Lehí, recibió una visión de un ángel mostrando los hechos más significativos  e importantes que sucederían con la iglesia “del cordero” (1 Nefí 3: 220-237) en el futuro. De partida, nos señala  un criterio riguroso (dada la laxitud de las creencias religiosas de hoy se tomaría como obra de un fundamentalista religioso), de cómo serán las iglesias en el futuro, destacando sólo dos iglesias. La primera de ellas, que no cuenta con demasiados adherentes, pero eso sí, está en toda la faz de la tierra, es llamada la iglesia de Dios y la otra  iglesia, es denominada como la del demonio o diablo. Sólo hay dos. El creyente debe escoger y elegir a cual institución ha de servir. La única iglesia del cordero, es aquella que sigue los anales nefitas como su normativa en materias de doctrina religiosa[4].
            La característica principal de la iglesia del diablo en los últimos tiempos, es que combate resuelta y decididamente a la iglesia de Dios. Tiene un gran dominio y poder sobre otros pueblos. La conclusión lógica e importante de esta visión que tiene Nefi a los creyentes del libro de mormón, es que no debemos asustarnos y asombrarnos ante los ataques que de manera  sutil o violenta recibimos por parte del mundo, está predestinado que será de esta manera y también que nuestra lealtad y firmeza nos hará ganar el laurel de la vida eterna, en compañía de nuestro señor Jesús. Estos ataques no sólo proceden desde el exterior, sino  también desde adentro de algunas iglesias que se originaron en el movimiento de la restauración del evangelio realizado por  Dios a través de Joseph Smith y que hoy desconocen dicha tradición.
            El segundo personaje destacado que nos habla sobre como debe ser la iglesia verdadera es Alma, gran restaurador e impulsor de la iglesia en tiempos del inicuo rey Noé (147 a 122 a.C.). Alma, después de escuchar al profeta Abinadí,  decide bautizarse y bautizar a otros en la iglesia y comenzar a dar testimonio de su ministerio y llamado de Dios (Mosías 9: 44-48). Dos hechos resaltan de esta situación. Primero, que a pesar del peligro que implicaba tomar la decisión de reorganizar la iglesia (el rey Noé manejaba la iglesia junto a sus sacerdotes), decidió restaurarla. Segundo, el tema del bautismo. La comunidad de creyentes, decide como primer paso para dicha incorporación y filiación, pasar por las aguas del bautismo.
            Otro elemento importante que aparece en la restauración de la iglesia por Alma Padre está signado por el nombre que debe llevar la Iglesia. Tal como acontecerá en tiempos del maestro galileo, sólo un nombre es posible en la iglesia, el de Cristo. Se podrá agregar alguna característica o apellido al nombre de la iglesia, pero debe queda claro el nombre a seguir. Una vez bautizado por el poder  y autoridad divina, era inscrita en los registros de la iglesia. 
            También Alma tomo una decisión de cuantos sacerdotes debían servir a sus hermanos en término cuantitativos. Cada 50 miembros de la iglesia debería haber un sacerdote que les ministrase y enseñase la doctrina del reino de Dios. Esta doctrina estaba compuesta por lo que él había enseñado y lo que había recibido de los profetas de la antigüedad. En este punto, podemos ver que siempre es necesaria una autoridad central en la comunidad de creyentes que ordene, las materias doctrinales que deben ser impartidas y aprendidas por la comunidad. En estas materias,  la fe y arrepentimiento eran criterios básicos para  la difusión de la correcta doctrina. Los sacerdotes deben trabajar con sus manos y no recibir dinero por parte de la comunidad (Mosías 9: 57 y 59).
Quisiera destacar un pasaje muy interesante por la vigencia y actualidad que tiene con las organizaciones humanas  y, dice relación con las características de buen funcionamiento que deben tener. Por eso es conveniente recordar el pasaje que se encuentra en Mosías 9: 54 y dice lo siguiente:

“Les mandó que no hubiera contenciones uno con otro, sino que miraran adelante en una sola mirada, teniendo una fe y un bautismo, con sus corazones enlazados en unidad y amor, unos para con otros”[5]
            Con respecto a esta cita podemos señalar algunas ideas nodales. Primero, la eliminación en la iglesia de las discusiones y disputas entre los miembros. La iglesia debe ser un lugar de pacífica armonía entre los hermanos y no un territorio de enfrentamientos y recelos. Esto último es en la mayoría de los casos originado por disputas de corte doctrinal. Para eliminar dicha disputas, se hace necesario que los miembros piensen como un solo cuerpo a través de la iglesia. Esto último se logra sí hay una solidificación y unión pétrea entre los miembros que sólo se logra mediante una sola doctrina (mirada), una única fe y bautismo.  Es impensable poner fin a las contenciones sino aunamos los criterios. Por ejemplo, el tema del bautismo debe ser realizado por una sola iglesia y no permitir a sus miembros tener bautismos de otras concreciones. Este último dice relación con la autoridad y poder de Dios.
            Cómo tema de organización dentro de la iglesia se recomienda asistir una vez a la semana como mínimo para enseñar y adorar a Dios. En la actualidad quienes deseamos incorporarnos o estamos dentro de una iglesia de la restauración, debemos disponer de un día para tal evento (Mosías 9: 58). Además, se recomienda incentivar reuniones más habituales entre los hermanos.  
            El tema de la justicia social y el deber de los miembros en la iglesia, también es fuertemente regulado. Se prescribe a los hermanos que han tenido la bendición de tener y poseer bienes en forma abundante, a ser generosos con aquellos miembros  que están carecen de la fortuna de los anteriores y apoyarlos en términos económicos. (Mosías 9:62).
            En conclusión, la iglesia de Cristo vista en estos tres momentos de la historia nos enseña que características debe tener, dichas  por santos hombres o el propio Jesucristo, son modelos que encarecidamente hoy debemos procurar recuperar e implementar en nuestras organizaciones religiosas.
Saludos, su hermano en Cristo,
R. Hernández.


[1] Smith, Joseph, Trad.  Libro de Mormón. Publicado por la Junta de Publicaciones. Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de Los Santos de los Últimos Días. Independence. Missouri. Estados Unidos. 1979.

[2]Rosas, Ricardo, Sebastián, Ricardo. Piaget, Vygotsky y Maturana. Constructivismo a tres voces. Buenos Aires. Aique Editores. 2001.
[3] Véase el anterior tema,  Propósito del Libro de Mormón. 4 de abril 2010.

[4] Mensaje dado en el Factbook de la Comunidad Moroni. Propósito del Libro de Mormón. 4 de abril 2010.
[5] Libro de Mormón, Ibídem. Pág. 261

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